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martes, 28 de mayo de 2013

las virtudes de maria

virtudes de María:

Humildad de María
La humildad, dice san Bernardo, es el fundamento y guardián de todas las virtudes. Y con razón, porque sin humildad no es posible ninguna virtud en el alma
Amor de María a Dios
Dice san Ensalmo  Donde hay mayor pureza, allí hay más amor. Cuanto más puro es un corazón y más vacío de sí mismo, tanto más estará lleno de amor a Dios. María santísima, porque fue humilde y vacía de sí misma, por lo mismo estuvo llena del divino amor, de modo que progresó en ese amor a Dios más que todos los hombres y todos los ángeles juntos. Como escribe san Bernardo  supera a todas las criaturas en el amor hacia su Hijo
Amor de María al Prójimo
El amor a Dios y al prójimo se contienen en el mismo precepto. "Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios ame también a su hermano" (1Jn 4,21). La razón es, como dice santo Tomás, porque quien ama a Dios ama todas las cosas que son amadas por Dios. Santa Catalina de Siena le decía un día a Dios: Señor, tu quieres que yo ame al prójimo, y yo no sé amarte más que a ti.
Fe de María
Así como la santísima Virgen es madre del amor y de la esperanza, así también es madre de la fe. "Yo soy la madre del amor hermoso y del temor, del conocimiento y de la santa esperanza" (Ecclo 24,17). Y con razón, dice san Cireneo  porque el daño que hizo Eva con su incredulidad, María lo reparó con su fe
Esperanza de María
De la fe nace la esperanza. Para esto Dios nos ilumina con la fe para el conocimiento de su bondad y de sus promesas, para que nos animemos por la esperanza a desear poseerlas
Castidad de María
Después de la caída de Adán, habiéndose rebelado los sentidos contra la razón, la virtud de la castidad es para los hombres muy difícil de practicar. Entre todas las luchas, dice san Agustín, las más duras son las batallas de la castidad, en la que la lucha es diaria y rara la victoria. Pero sea siempre alabado el Señor que nos ha dado en María un excelente ejemplar de esta virtud
Pobreza de María
Nuestro amado Redentor, para enseñarnos a desprendernos de los bienes efimeros, quiso ser pobre en la tierra.
Obediencia de María
Por el amor que María tenía a la virtud de la obediencia, cuando recibió la Anunciación del ángel san Gabriel no quiso llamarse con otro nombre más que con el de esclava: "He aquí la esclava del Señor".